jueves, 1 de mayo de 2008

Sabina en carne viva: Yo también sé jugarme la boca


Comentario de libros

El libro es una biografía en forma de entrevista, hecha por el periodista Javier Menéndez Flores en un barcito español

Por María Victoria Díaz

No existe hablante hispano que no haya escuchado alguna vez aquel clásico tan lleno del sentimiento amoroso: Y nos dieron las diez. Pero ¿cuántos conocen realmente la obra del músico español creador de tal canción? Por ahí ronda uno que otro fanático que conoce y paladea cada una de las canciones de Sabina, dentro de esos pocos también hay algunos que conocen su trabajo literario, porque sí, más que ante un músico estamos frente a un escritor, tal como él se reconoce, un poeta.

Encariñado con la palabra simple y honesta, con la experiencia dura y verdadera, vale la pena leer a Sabina, conocer su carácter tan particularmente hispano: un tipo rebelde y casero que gusta de reventar aquello que amamos los hispanohablantes: una buena conversación, y, si se puede, acompañada de un buen cigarro y un buen trago. Así nace el libro Sabina en carne viva (Ediciones B, 2006), una biografía en forma de entrevista, hecha por el periodista Javier Menéndez Flores en un barcito español lleno de humo y güisqui. El mismo periodista que años antes había publicado la biografía Joaquín Sabina. Perdonen la tristeza, trabajo de investigación y entrevistas sobre el artista, la misma técnica que utilizó en dos de sus posteriores trabajos destacados: Miguel Bosé. Con tu nombre de beso y Miénteme mientras besas, donde recoge sus encuentro con las principales estrellas de la canción en español.

A través de las páginas se construye con éxito el carácter de un individuo consecuente, arriesgado y, sobre todo, jugado por lo que cree y por las contradicciones que le arroja la vida. Desde las drogas hasta la política, desde las meretrices que tanto ama hasta el “gordo Moore” que tanto le simpatiza y la “telebasura”, el libro abarca eso: la vida en construcción de un artista, de un hombre que se pregunta sobre su mundo y sobre su éxito, que no es éxito, pues observa el fracaso del mundo.

Aunque a veces el hecho de que Menéndez “Flower”, como lo llama Sabina, peque de ser un fan excesivamente preocupado en demostrar todo lo que sabe sobre su ídolo, se logra el objetivo del libro: escuchar una voz, un soliloquio completo y rico en esas ideas del tipo que, como se dice, provienen de quien tiene mundo: Resumiendo: Ni el más mínimo respeto por la institución y todo el respeto por las personas. Pero por las personas no porque se llamen tal o cual, sino el que tengo por cualquier persona que me encuentro. Unos me parecen imbéciles y otros, muy listos.

Mal señala el texto de la contraportada: “Sin duda, su biografía definitiva”, mucho más se dirá de quien quería escribir la canción más bonita del mundo.

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